El Arte de Escuchar
Cuando llegas a mi consulta, no solo traes contigo el motivo de tu visita; también llegas con una historia que tu cuerpo y tu alma han ido escribiendo a lo largo del tiempo. Mi enfoque no se trata de aplicar soluciones universales, sino de tejer juntas un mapa personalizado que nos permita descubrir qué necesitas para sanar y florecer.
El primer paso es más que una revisión médica, es un espacio de conexión y confianza. Hablamos sobre el motivo principal de tu consulta, pero pronto la conversación se extiende hacia tu historia de salud: los eventos que marcaron tu cuerpo, tu energía, y tus emociones.
Exploramos tu nutrición y cómo te sientes después de cada comida. ¿Hay satisfacción y energía, o incomodidad y cansancio? También indagamos sobre la digestión, que muchas veces revela secretos importantes sobre el equilibrio interno.
El sueño es otro pilar fundamental. Pregunto cómo duermes, no solo cuántas horas, sino también cómo te sientes al despertar. ¿Descansada y renovada, o atrapada en un cansancio que no se va?
La actividad física es un tema que siempre toco, pero no para imponer un régimen estricto, sino para entender cómo el cuerpo se mueve y se expresa en el día a día. A veces, un simple paseo puede ser tan poderoso como una rutina de ejercicios, dependiendo de lo que el cuerpo necesite en ese momento.
Hablamos también sobre las sustancias que pueden estar influyendo en tu estado de salud, como el café, el alcohol o el tabaco, y sobre cómo manejas el estrés. El estrés, ese enemigo silencioso, a menudo deja huellas profundas en el cuerpo y el alma.
Pero el viaje no termina ahí. También exploramos las relaciones interpersonales: ¿hay vínculos que nutren o, por el contrario, que drenan tu energía?
Finalmente, si corresponde, abordamos el ciclo femenino: desde la menstruación hasta la perimenopausia o la menopausia. Estos procesos son sagrados, y escuchar lo que el cuerpo comunica en cada etapa puede ser revelador.
En este espacio, no hay juicios ni prisa, solo una intención genuina de comprender y acompañar. Cada detalle importa, porque cada cuerpo tiene su propio lenguaje y su propio ritmo. A medida que tejemos juntas esta red de información, surge la claridad para diseñar un tratamiento único que no solo alivie síntomas, sino que honre y equilibre el ser completo desde la raíz.
Porque sanar no es solo un proceso físico, es un acto de reconexión con una misma y, en mi consulta, esa reconexión comienza con una simple pero poderosa conversación.