De la Enfermedad al Bienestar: Mi Historia y la Tuya
- Tamara Aguayo
- 1 feb
- 2 Min. de lectura
La vida me ha enseñado que no siempre tengo control sobre lo que llega a mi, pero sí tengo control sobre cómo elijo responder. No elegí vivir con fatiga crónica, fibromialgia ni recibir un diagnóstico de cáncer cervical, pero sí elegí no permitir que estas experiencias definieran cómo viviría mi camino. He aprendido que cada desafío tiene el potencial de transformarme, siempre que esté dispuesta a abrazar lo desconocido con confianza y entrega.

Recuerdo la avalancha de emociones —miedo, rabia, incertidumbre— cuando me confirmaron el diagnóstico de cáncer cervical. En un solo instante, mi vida cambió y me sentí aterrada. Sabía que debía permitirme sentir esas emociones, pero también entendí que tenía el poder de trascenderlas y elegir cómo vivir esta etapa.
A lo largo de los años, he aprendido a confiar en lo inesperado y a creer que nunca recibo más de lo que soy capaz de manejar. Descubrí que cuanto más me sumerjo en la quietud del presente, más conectada me siento con mi esencia. En ese espacio encuentro la fortaleza, la fe y la confianza que necesito. Entendí que las circunstancias externas son pasajeras, pero la resiliencia del espíritu humano es infinita.
Elegí ver mi diagnóstico como un maestro en lugar de una sentencia. Todo lo que llega a mi vida no me ocurre “a mi”, sino que ocurre “para mi”, con un propósito mayor.
Aprendí a escucharme, a darle a mi cuerpo lo que realmente necesita y, sobre todo, a tratarme con compasión. Me di cuenta de que sanar no es solo un asunto físico, sino también emocional y espiritual. Cambié hábitos, adopté nuevas formas de alimentación, exploré terapias naturales y, sobre todo, me rodeé de personas y prácticas que nutrieran mi bienestar.
No te diré que fue fácil. Aún hay días en los que el camino se siente cuesta arriba. Pero cada pequeño paso cuenta.
Cada elección que haces para cuidarte, cada momento en el que decides creer en tu capacidad de sanar, te acerca más a un estado pleno de bienestar. Y si algo he aprendido con mi propia experiencia, es que el cuerpo tiene una increíble capacidad de recuperación cuando le damos las condiciones adecuadas.
Si hoy sientes que el dolor o la enfermedad están tomando el control de tu vida, quiero recordarte esto: aún tienes poder. Aún puedes hacer cambios, aún puedes encontrar alivio, aún puedes descubrir formas de sentirte mejor. Dentro de ti hay una fuerza que no has perdido, incluso si a veces se siente lejana.
Tú sigue adelante, un día a la vez.
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